Los factores protectores son esenciales para reducir la probabilidad de consumo de sustancias psicoactivas, ya que fomentan habilidades personales, relaciones familiares saludables y redes sociales de apoyo, creando un entorno que disuade comportamientos de riesgo. Los factores de riesgo se dividen en categorías individuales, familiares y sociales, cada una influyendo de manera distinta en la probabilidad de consumo de sustancias psicoactivas, lo que resalta la complejidad de su identificación y abordaje en estrategias de prevención.
Relaciones familiares positivas
La calidad de las relaciones familiares, caracterizadas por una comunicación abierta y afectuosa, es fundamental para crear un ambiente de confianza que permite a los adolescentes expresar sus preocupaciones y buscar apoyo, lo que reduce el riesgo de consumo de sustancias psicoactivas.
Los factores individuales, como la predisposición genética y los trastornos de salud mental, son determinantes en el riesgo de consumo de sustancias. La identificación temprana de estos factores puede facilitar intervenciones personalizadas que reduzcan la probabilidad de desarrollar conductas adictivas en individuos vulnerables.
El contexto social, incluyendo la presión de grupo y la normalización del consumo de sustancias en ciertas comunidades, juega un papel significativo en el riesgo de adicción.
Comprender estas dinámicas sociales es esencial para diseñar estrategias efectivas de prevención y tratamiento que aborden las influencias externas.
La interacción de factores protectores individuales, familiares y sociales es crucial para mitigar el riesgo de consumo de sustancias, ya que un enfoque integral que fortalezca estas áreas puede crear un entorno resiliente que favorezca el desarrollo saludable y reduzca la vulnerabilidad a las adicciones.
La baja autoestima y los problemas de salud mental aumentan la vulnerabilidad al consumo de sustancias, facilitando la búsqueda de alivio a través de estas.
Antecedentes de consumo en padres y estilos de crianza inadecuados elevan el riesgo de que los jóvenes inicien el consumo de sustancias psicoactivas.
La disponibilidad de sustancias y la presión de pares son factores sociales que incrementan la probabilidad de consumo, normalizando comportamientos adictivos.
La combinación de problemas familiares y presión social crea una vulnerabilidad mayor, resaltando la complejidad de abordar el consumo de sustancias.
Las normas del grupo establecen expectativas sobre el comportamiento, donde la aceptación social puede llevar a la imitación de condutas de consumo, aumentando la probabilidad de que los adolescentes se involucren en el uso de sustancias.
Grupos de pares con alta cohesión pueden intensificar la presión social, creando un entorno donde el consumo de sustancias se normaliza, lo que dificulta la resistencia individual a estas influencias.
Grupos que promueven actividades saludables y apoyo emocional pueden actuar como un factor protector reduciendo la probabilidad de consumo al ofrecer alternativas constructivas y fomentar la resiliencia entre los adolescentes.
La interacción de factores protectores individuales, familiares y sociales es crucial para mitigar el riesgo de consumo de sustancias, ya que un enfoque integral que fortalezca estas áreas puede crear un entorno resiliente que favorezca el desarrollo saludable y reduzca la vulnerabilidad a las adicciones.
Es cuando la persona la usa guiada por la curiosidad y prueba una u otra droga, pudiendo posteriormente continuar el consumo o interrumpirlo
El uso es de consumo de vez en cuando. Generalmente el sujeto acepta de una forma pasiva las invitaciones que recibe sin adoptar la iniciativa de tomar drogas por su cuenta.
Este uso genera un estado físico y psíquico presentando modificaciones de comportamiento que comprenden un impulso irreprimible por tomar la sustancia a fin de experimentar sus efectos o de evitar el malestar producido por su privación.
La persona busca activamente los efectos de las drogas.
Es cuando compromete de manera física, psíquica y/o socialmente la evolución del sujeto o afecta negativamente su entorno emocional.